¿Cuáles son esas moléculas que tanto han intervenido en nuestra calidad de vida?

— El título es un poco engañoso. Si se le pregunta a un químico, cada uno te irá citando moléculas diferentes. Es una elección difícil. Yo he elegido las moléculas que me han llamado la atención por una razón o por otra, tirando un poco hacia la química inorgánica. Porque hay que empezar reconociendo que las moléculas que más han incidido en nuestra calidad de vida son orgánicas, en cuanto a bienestar, a cuestiones como los medicamentos, que nadie discute; el ADN, que se trató hace una semana (conferencia de Carlos López Otín). Sin lugar a dudas, si yo tuviese que elegir las mejores tendría que incluirlas. Pero es solo una excusa para hablar de otro tipo de moléculas. De pasado, presente y algunas del futuro más cercano.

— ¿Qué usos moleculares hemos heredado del pasado?

— De las moléculas del pasado citaría en primer lugar los aceros de Damasco. Es una tecnología que esta ahí, que tuvieron los árabes, luego se pierde y ahora vuelve un poco. Tratamos de buscarla porque realmente es sorprendente. Y cuando tratamos de profundizar en ella, que no reproducir, lo que nos encontramos es que tiene nanotecnología, lo que está tan de moda. Hay otras cosas en la cultura Maya, que son los colorantes, que han perdurado durante tantísimo tiempo, y también podemos hablar de nanotecnología. Son nanocomposites, por eso han perdurado. Otros ejemplos son las vidrieras góticas, nanotecnología increíble. Los colores han perdurado gracias a sus nanopartículas. Incluso hay investigaciones que dicen que esto era un sistema de recuperación del aire. Es decir, mata microbios, olores, de manera que las catedrales tenían un pseudo aire acondicionado. Son pequeñas maravillas.

 

— ¿De las más actuales, cuál destacaría?

— Hay una molécula que a mí me ha impactado siempre, el ácido acetilsalicílico, la aspirina. Es un medicamento descubierto en 1897 que perdura en nuestros días, con cada vez más aplicaciones, según se demuestra científicamente. Es cierto que no a todo el mundo le sienta bien, pero sí a la mayoría. Tengo el dato de fabricación de 45.000 toneladas en 2007, lo que es increíble.

He ido mezclando estos contenidos con títulos de película. Para pasar a la época actual utilizo la película de El graduado, en la que al personaje de Dustin Hoffman le dicen que el futuro está en los plásticos. He elegido el teflón, que tiene un componente inorgánico que viene de la florita. Es un componente muy conocido por todos. Pero creo que es más desconocido que el GoreTex se hace con teflón. Es tan importante que su producción ha revolucionado el consumo de ácido fluorídrico. Las fábricas de este ácido, una de la cuales está en España, han incrementado su producción tremendamente. Como consecuencia de esta producción queda un residuo bastante complejo, el sulfato cálcico. Ahí tengo que llamar la atención sobre la iniciativa de las empresas por sobrevivir y buscar soluciones. Han encontrado una aplicación impresionante para el sulfato cálcico, con aditivo de cementos para hacer suelos autonivelables. Es tan líquido que el propio cemento se nivela, sin más trabajo. La fluorita a su vez es un mineral muy curioso porque da lugar a la fluorescencia, en forma de luminiscencia, que relaciono con la película Avatar. Se utiliza en señales de seguridad, en biología, para el ADN, etc.

— ¿Y las del futuro?

— En el futuro están los catalizadores en determinados procesos que llaman mucho la atención. Yo he trabajado con oro, cobre y plata. Pero ahora estoy trabajando con lantánidos. Me he dado cuenta que son los elementos del futuro. Lantanio, Cerio, Plaxodinio, Promecio, etc. Son los 15 elementos del futuro. Ahora empiezan a dar unos resultados increíbles. La preocupación es dónde están, la mayoría en China. Sus aplicaciones son luminiscentes, billetes, base de los leds, de los láseres, en las baterías, células solares (pueden mejorar su rendimiento), etc. lo que pasa es que los precios están subiendo muchísimo.

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