Un proyecto de investigación y desarrollo llevado a cabo en Estados Unidos, España, Bélgica y Japón ha culminado en el descubrimiento de que agregando un poco de boro al carbono durante la fabricación de nanotubos de cierta clase los convierte en bloques sólidos, esponjosos y reutilizables, que tienen la asombrosa capacidad de absorber el petróleo y otros aceites derramados en el agua. El nuevo material es fabricable además en un proceso de un solo paso.

Aparte de poder limpiar mareas negras, son muchas más las aplicaciones que puede tener este material tan singular, desarrollado por el equipo de Daniel Hashim, del laboratorio de Pulickel Ajayan en la Universidad Rice en Houston, Texas, y Mauricio Terrones de la Universidad Estatal de Pensilvania.

Los bloques son tanto superhidrofóbicos (repelen al agua, por lo que flotan muy bien sobre ella) como oleofílicos (atraen al petróleo y otros aceites).

Las nanoesponjas, formadas por más de un 99 por ciento de aire, también conducen la electricidad y pueden ser manipuladas fácilmente con imanes.

Aglutinando muchos bloques nanométricos, se obtienen esponjas grandes.

Por sus peculiares características, las esponjas pueden absorber más de cien veces su peso en petróleo u otros aceites.

 

La demostración práctica hecha por Hashim es bien elocuente: Arroja una esponja hecha de este material a un recipiente con agua que tiene aceite usado de motor flotando encima. La esponja absorbe todo el aceite que puede. Hashim la recoge, le aplica una cerilla encendida, el aceite arde hasta agotarse, y la esponja, ya vacía de aceite, está a punto de repetir su trabajo, como se demuestra al volver a tirarla al agua con aceite y absorber de nuevo una porción de éste.

La recia esponja puede usarse repetidamente y aguanta hasta extremos asombrosos. Por ejemplo, una muestra se mantuvo elástica después de aproximadamente 10.000 compresiones en el laboratorio.

 

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